La meditación es un acto interno de serenidad mental. Para encontrar la paz mental se requiere un trabajo y un hábito. Normalmente estamos rodeados de estímulos sonoros y luminosos que distraen la mente y enturbian el pensamiento. Perdimos la habilidad de escuchar a nuestro cuerpo, tanto la voz de los órganos y de su soporte físico, como la voz de los sentimientos que nacen dentro de nosotros. Esto nos lleva a actuaciones desordenadas y sin calibrar las consecuencias de lo que decimos, hacemos o sentimos.
No se trata de poner la mente en "blanco", ejercicio altamente dificultoso. Se trata de llevar el pensamiento a donde tú desees. El entrenamiento consiste en fijar la mente en el espacio seleccionado a voluntad. El soporte puede ser una forma, un color, un sonido o un conjunto. El caso es fijar la atención, coger la costumbre y ser capaces de llevar la propia mente a un estado de serenidad cuando el entorno no sea propicio a ello. Nos hará ver y sentir con mayor claridad y no dejarnos llevar por el primer sentimiento que nos aflore cuando estemos dentro de situaciones de estrés o de presión emocional que nos desborda.
Existen múltiples tipos de meditación. Puede que uno por cada persona. Yo personalmente, trabajo con la meditación guiada para grupos. Siguiendo la voz del que dirige la meditación facilita al que la escucha de no perderse, y si se pierde, de nuevo basta con seguir escuchando y retomar el trabajo. De esa forma tú puedes practicar la meditación aunque no la hayas hecho nunca, simplemente dejándote dirigir en el ejercicio y empezando a establecer un nuevo hábito que sin duda será beneficioso para ti.
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